viernes, 13 de abril de 2012

SABÍAS QUE A PESAR DE NO EXISTIR UN LENGUAJE VERBAL CON TU BEBÉ, SE PRODUCE UNA CLARA COMUNICACIÓN LO QUE ES CONOCIDO POR MUCHOS ESTUDIOS COMO PROTOCONVERSACIÓN

SABÍAS QUE A PESAR DE NO EXISTIR UN LENGUAJE VERBAL CON TU BEBÉ, SE PRODUCE UNA CLARA COMUNICACIÓN LO QUE ES CONOCIDO POR MUCHOS ESTUDIOS COMO PROTOCONVERSACIÓN

 Una madre sosteniendo a su bebé en brazos. La madre frunce los labios dándole u...n beso a distancia y el bebe le devuelve el beso apretando sus labios. Cuando la madre sonríe, su hijo relaja los labios y esboza una sonrisa para acabar estallando en risas, además de mover la cabeza hacia un lado y hacia arriba.
Esta interacción a la que se conoce como protoconversación duró menos de 3 segundos y, aunque no ocurrieron grandes cosas, hubo entre ellos una clara comunicación. Éste es el prototipo básico de toda interacción humana, el rudimento de la comunicación.
Estudios revelan que los bebés y las madres establecen muy precisamente el comienzo, las pausas y el final de esta comunicación infantil, estableciendo un acoplamiento en el que cada uno de ellos registra la respuesta del otro y ajusta la suya en consecuencia.
Estas conversaciones no son verbales y la presencia de las palabras cumple en ella sólo un efecto de sonido. La protoconversación con un bebé se da a través de la mirada, el tacto y el tono de voz y los mensajes se transmiten a través de las sonrisas y los arrullos.
La cara y los movimientos de la cabeza de la madre se hallan en sincronía con sus manos y su voz y el bebé a su vez suele responder al movimiento de las manos de su madre sincronizando sus sonrisas, arrullos y movimientos de mandíbula, labios y lengua. Esas piruetas son cortas, cuestión de segundos y finalizan cuando los dos se acompasan, de un modo habitualmente feliz. Madre e hijo entran con frecuencia en lo que se asemeja a un dueto sincronizado o alternante, marcado por un ritmo lento que oscila de manera estable.
La frecuencia del contacto y del sonido de la voz de la madre transmite al bebé el reconfortante mensaje de su amor.
Este intercambio de señales establece un vínculo que permite a la madre alegrar, excitar, tranquilizar o sosegar a su bebé o, por el contrario, alterarle y provocar su llanto. Durante una protoconversación feliz, la madre y el bebé se sienten contentos y sintonizados pero, cuando la madre o el niño no cumplen con su parte de la conversación, los resultados son muy diferentes.
Si la madre, presta poca atención a su hijo o responde sin ganas, el bebé reacciona replegándose y, si la respuesta de la madre es inoportuna, se queda perplejo y angustiado. Si, por el contrario, es el bebé el que deja de participar en el juego, será la madre la que, a su vez, se sienta mal.
Estas sesiones de protoconversacion son, para el niño, seminarios intensivos en los que aprende a relacionarse. Aprendemos a sintonizar emotivamente con los demás mucho antes de disponer de palabras para referirnos a esos sentimientos.
La protoconversación es la plantilla básica de toda relación humana, una conciencia tácita que nos sintoniza con los demás. Es por ello que la capacidad de entrar en sincronía como hicimos cuando éramos bebés guía todas las interacciones sociales que mantenemos a lo largo de nuestra vida.
Y del mismo modo que, siendo niños, los sentimientos fueron el tema fundamental de la protoconversación, siguen siendo el vehículo a través del cual discurre la comunicación adulta. Este diálogo silencioso de sentimientos constituye el sustrato sobre el que se asientan los demás encuentros, la agenda oculta, en suma, de toda interacción.

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